Seventeen y el Misterio del Pasillo 113

Capítulo uno:

Siempre he pensado que yo no soy normal.
Yo me llamo Demetria Steve y tengo 12 años. Para empezar, mis padres son unos frikis y mi hermana es gótica. Yo soy alta con pecas, con el pelo liso y de color castaño. Mi padre, Michael Steve, es vendedor de patitos de goma, nunca había pensado que siendo vendedor de patitos de goma, te podría gustar traer cosas extravagantes a casa. Mi madre, Mary Kate Steve, es aficionada a ver telenovelas y a hablar por el móvil. Y por último, mi hermana Emily Steve, para empezar es gótica, aparte de eso, no me soporta.
Tengo una amiga que, Lucy Billin. Su familia da envidia junto a la mía. Su padre, Oscar Billin, es un famoso médico, conocido en todo el mundo. Su madre, Olivia Billin, es abogada de prestigio. Tiene dos hermanos mayores, Dave y Jason, los dos se llevan genial con Lucy, y visten normal, no como Emily que va siempre de negro y parece que va a un funeral.
Tengo otro amigo, Thomas Mayust, su familia no es tan prestigiosa como la de Lucy, pero saben ganarse la vida sin tener que vender patitos de goma para bañeras.
Mi problema no es tener una familia algo extraña: sino ser una superheroina. Pensareis que estoy loca, pero no es así. Aparte del mundo humano, está el mundo mágico. En vuestro idioma yo soy como una especie de extraterrestre. En el mundo mágico hay trolls, elfos, arqueros, superhéroes, magos, brujas …
Todo os lo que os podáis imaginar. Yo soy de una familia normal. Lo único que cambia, es que en la familia mágica son normales. Mi nombre no cambia y el apellido tampoco, por cierto, no so he dicho que me podéis llamar Demi.
En mi familia mágica, somos 19 hermanos. Mi padres, Matthew Steve y Lavender Steve, son superhéroes desde que nacieron. Al tener tantos hermanos, tenemos que compartir todo y ayudarnos los unos a los otros. Vamos al mismo colegio de superhéroes: “School Cloud”.
Aquí también hay magos y brujas, pero hay más superhéroes. Puede parecer un mundo peligroso, y lo es si no se es un ser mágico, pero aun así se puede sobrevivir en él. De hecho, hay leyendas de seres no mágicos, tales como humanos, que lograron sobrevivir tras miles de ataques con seres mágicos.
Normalmente los seres mágicos son normalmente los magos o los superhéroes, pero esto es así porque ningún otro ser ha logrado llevar el control del mundo mágico. Y como en todos los mundos hasta hoy conocidos, existe el bien y el mal. Y con eso quiero decir que también existe un seres oscuros. Normalmente los seres oscuros tienen un jefe, que puede ser un mago, un superhéroe, incluso un insignificante troll. Cualquier cosa que tenga poder puede llegar a ser el jefe de los seres oscuros.

Capítulo dos: La Leyenda

Como ya he dicho anteriormente, en el mundo mágico también existen las leyendas. Una de ellas es la de los 20 hijos. Recuerdo que una noche me la contó mi madre. La leyenda cuenta la historia de una familia de superhéroes que nunca tuvo mucho poder, aquella familia era propensa a tener muchos hijos y en una racha de crisis tuvieron a su vigésimo y último hijo. En la familia no trataban muy bien al niño porque este nunca tuvo poderes y lo consideraban inútil, pero un día, cuando el muchacho tenía 10 años, empezó a acumular poder y poder, y tras entrenarse y conseguir controlar sus poderes logró derrotar al ser oscuro más fuerte del mundo mágico, lo que llevo a la paz del mundo.
La verdad es que por mucho que oído y contado la leyenda, nunca he llegado a creérmela, pues siempre he pensado que de un día para otro no te puede llegar todo el poder del mundo. Y por eso mismo, me considero a mi misma un ser mágico sin poder, o lo que es lo mismo, un bicho raro. Pero una noche todo cambió.
Una noche lluviosa, empecé a encontrarme mal, pero no le di importancia. A la mañana siguiente, vi que todo lo que tocaba, se helaba. No sabía porque, pero fui directamente al cuarto de Marta. Marta, es la quinta de todos los hermanos, es la que más sabe de poderes y hechizos. Ella me escuchó con atención:
-Marta, cada cosa que tocó se hiela - le expliqué a Marta.
-Es normal, son los primeros síntomas.
-¿Los primeros síntomas de qué?
-Estas empezando a tener poderes - me dijo Marta, algo preocupada porque no sabía como iba a evolucionar.
-¿Qué tipos de poderes?
-No sabría decirte cuales. Ahora vete a cambiar, tenemos que ir al colegio.
-Pero, necesito saberlo…
-Demi, me gustaría decírtelo, en serio, pero eso son sólo los primeros síntomas, hasta que no haya más no lo sabré.
Me fui a mi habitación a cambiarme, si os digo la verdad estaba preocupada. Me invadían las dudas. ¿Qué clase de poderes?¿Qué me iba a pasar?
Demasiadas preguntas sin respuesta. Al terminar de cambiarme, bajé al piso de abajo. Allí estaban todos: Lucas, Mike, Monique… Todos. Al parecer, Marta le había contado a mi madre que ya tenía los primeros síntomas. Y como no, mi madre se lo contó a mi padre, y mi padre se lo contó a todos. Nada más bajar, Marta me informó de que todos lo sabían:
-Demi, todos los saben - me dijo mientras se quitaba de la cara un mechón de su pelo negro-.
-¿Por qué se lo has contado?
-Te recuerdo que tienen derecho a saber si te han aparecido los poderes o no. De todas formas se iban a enterar antes o después -me contestó Marta, no muy simpática que digamos-.
-¡A veces me pones de los nervios!
Entre en el salón y allí mi padre me bombardeó con preguntas:
-¿Qué tal?
-Bien - respondí sin ganas-.
-¿Así qué tienes los primeros síntomas de los poderes?
-Sí. - Dije mientras cogía mi mochila.
-¿Pero los tienes?
-Sí, como ya te he dicho antes. Yo no preguntaría más porque no te puedo decir más de lo que te ha dicho Marta.
En ese momento sonó un clackson, era el autobús escolar. En el autobús escolar, se me consideraba un bicho raro por no tener poderes, con lo cual siempre era el objeto de burlas y de bromas. Pero ya me había cansado, y aprovechando que ya me estaban apareciendo los poderes mágicos, decidí gastarle la broma a otro.¿Mi idea?Congelar a alguien la mochila. Elegí a Matt Yust, el cual no sólo me pillaba cerca, si no que también era el gamberro y por lo tanto el que había tenido todas las ideas de las bromas de la que yo había sido la víctima. Sin que se diera cuenta puse mi mano sobre su mochila hasta congelarla entera, y aunque temí no poder hacerlo, lo conseguí. Al llegar, Matt empezó a gritar como un loco:
-¡¿Qué es esto?!¡Mi mochila!¡¿Quién a sido?! - decía Matt desesperado-.
El autobús se empezó a reír:
-¡Si has sido tan valiente como para congelarme la mochila, espero que seas tan valiente como para salir ahora entre todos y declararte culpable!¡Oh, espera!¡Ya sé quién demonios ha sido!¡Tú, Steve, levántate de ahí! -gritó Yust mientras se acercaba a mi con aires de superioridad-.
-Ella no ha podido ser estaba aquí sentada -. Dijo Alex con tono borde, mientras quitaba del medio a Yust, el cual ya estaba en frente mío-.
Alex era otro de mis hermanos, el séptimo exactamente. Era el más fuerte y guapo. Era el guaperas de la familia, y lo sigue siendo. Él es rubio, alto y fuerte, sólo sabe defender y ligar.
La verdad, me sorprendió que me defendiera, pues solía pasar de mi. Salí del autobús, mientras salía, Alex me dijo:”la próxima vez intenta no meterte en líos, no pienso defenderte siempre”.Yo le respondí con un simple gracias, un gracias frío y seco. El día pasó muy rápido.
Primero, tuve que aguantar la regañina del profesor Trunch: según él, debería tener poderes desde hace tiempo. Definitivamente, una perdida de tiempo, porque ya estaban empezando a aparecer. ¿El por qué de sus charlas? Siempre ha querido llamar la atención de todo el mundo, y él cree que lo conseguirá dando charlas sobre cosas sin sentido, y aunque en mi caso sí tenía sentido pues yo no tenía poderes, ¿qué le importaba a él si los tenía o no?Total, a él no le influye para nada.
Y aunque la comida parecía que iba a ser tranquila, no fue así. Matt quería la venganza: recordar que le helé la mochila en el autobús; primero empezó a alardear y después empezó la batalla…
Cuando pasaba por el pasillo central del comedor, me puso la zancadilla, lo que hizo que me cayera encima de la bandeja de comida. Como tengo muy mal genio, lo primero que se me ocurrió hacer fue levantarme, ir a donde estaba Matt y pegarle un puñetazo. Pero había olvidado, que el tenía poderes y que él que más desarrollado era el de la rapidez, así que en cuanto me acerque a él, salió disparatado a una de las cuatro esquinas del comedor.
Volví a intentar deshacerme de él, pero está vez me volvió a poner la zancadilla, y otra vez volví visitar el señor suelo. Todavía no tengo ni idea de cómo me puso la zancadilla, pero supongo que lo habrá hecho usando su “mega superrapidez”, como él lo llama. Me volvió a hacer la zancadilla como dos o tres veces, quizá cuatro, pues perdí la cuenta a partir de la tercera. Cuando ya no podía más, descubrí que alguien se acercaba a mí: era Mike. Mike me ayudó a levantarme y le dijo a Matt:
-No deberías meterte con los que aún no tienen los poderes desarrollados.
-Sólo la he ayudado a entrenarse - dijo Matt riéndose.
-Creo que se puede entrenar de otras maneras. Y con eso quiero decir que no necesita más tu ayuda. No creo que quieras que te haga lo de la última vez - le dijo Mike a Matt con voz amenazante-.
-No, no -dijo el chico con miedo en cuanto Mike le insinuó acabar como la vez anterior que se metió con él o con alguien a quien apreciaba, acto seguido salió corriendo-.
La verdad es que lo que le hizo Mike la última vez no fue mucho, pero Matt sabía que Mike era muy poderoso y decidió no arriesgarse. Mike me llevó a la enfermería, pues el gamberro me había hecho bastantes heridas. Allí, conocí a un chico mientras esperaba mi turno, se llamaba Rafael, era muy simpático, le dolía mucho un brazo y por eso decía que estaba en la enfermaría. Tras acabar la jornada, regresé a casa, en donde se habían enterado de la pelea en la que había estado involucrada y tras una larga charla, me mandaron a la cama sin cenar.

Capítulo 3:Ojalá…

Cuando me desperté a la mañana siguiente, estaba en el mundo humano. Me dolía todo y me costó bastante levantarme. Tras conseguir levantarme, mirarme en el espejo y arreglarme, oí un grito de mi madre:
-Demetria,¡ven a desayunar!
-¡Voy!
Ya estaba enfadada, si me había llamado Demetria es que ya había pasado algo. Bajé lo más rápido que pude. Emily ya estaba allí, vestida de negro como siempre, pero había algo que no era normal: la cocina estaba negra y del microondas salía humo.
-Yo recordaba la cocina blanca - dije extrañada-.
-Era blanca - dijo Emily poniendo los ojos en blanco-.
-No me di cuenta de que tu padre había metido uno de sus patitos de goma en el microondas mientras me hacía un café y tras poner la taza con el café en el microondas y programarlo, el aparato explotó -me explicó mi madre, la cual se encontraba junto al aparato con la cara negra, el pelo de punta y removiendo en un cuenco alguno de sus múltiples potingues anti-arrugas-.
No me lo podía creer. ¡Mi madre había destrozado la cocina! Quería sentarme para poder asimilarlo, pero las sillas estaban machadas de café y de una cosa pringosa y amarilla que debían ser los restos del principal culpable de los hechos, patito de goma de mi padre.
-Toma, desayuna en tu cuarto -me dijo mi madre mientras me daba una bandeja con algunos cosas para que pudiera desayunar-.
-Vale.
Subía a mi cuarto, me vestí y me fui al colegio del mundo de los humanos. Allí ya estaban Thomas y Lucy.
-Hola Demi - dijo Thomas con una sonrisa en la cara.
-Hola - dije a regañadientes.
-¿Qué ha pasado? - preguntó Lucy algo extrañada.
-Nada… - empecé como si nada, pero no puede más y exploté - ¡Ojalá mis padres no fueran unos frikis!¡Mi padre ha metido uno de sus patitos de goma en el microondas!
-¡¿En el microondas? - Thomas empezó a reírse como un loco.
-A mi no me hace gracia.
-¿Y el microondas ha explotado? - quiso saber Lucy.
-¡Claro!De hecho cuando he bajado a desayunar, la cocina no era blanca como el día anterior.
-¿De qué color estaba? - siguió Lucy bombardeado con preguntas-.
-¡Negra!¡Negra como el carbón!
Thomas no pudo más y se cayó al suelo de la risa.
Lucy y yo conseguimos levantar a Thomas del suelo. De repente Thomas me preguntó algo:
-¿Y esto, Demi?
-¿El qué? - le pregunte extrañada.
-Lo que tienes en la mano.
Me mire la mano y vi que tenía una especie de raya negra recorriéndome la mano de forma irregular.
-Será que me habré pintado con un bolígrafo, o quizás es polvo… - dije temerosa de que no fuera eso-.
Soplé, pero el supuesto polvo no se iba. Empecé a asustarme de verdad. Pero a la media hora descubrí lo que era. Marta me contó que a veces cuando los poderes que aparecen demasiado tarde, como me ha pasado a mi, estos pueden tener efectos secundarios y uno de ellos son marcas en la piel, pero no imaginé que pudieran traspasar el mundo mágico. Tras recordar lo que me había contado mi hermana sobre los poderes, se me nubló la vista y aparecí en mi cuarto del mundo mágico en pijama. Me vestí y no me miré en el espejo porque creía que llegaba tarde al colegio. Bajé y vi como la inmensa mayoría de mis hermanos estaban viendo la televisión en el sofá, algunos estaban todavía en pijama, en cambio otros ya estaban vestido y repeinados.
-¿No llegamos tarde al colegio? - pregunté-.
-Es sábado.
-¿Sábado?
-Sí, es uno de los días de la semana y hoy no hay colegio - contestó Monique-.
-Ya sé lo que es. - Dije molesta-.
-¿Por qué no vienes a ver la televisión?Están echando tu programa favorito -me sugirió Alex mientras me hacia un gesto con la mano, pero todo ello sin quitar la vista de la pantalla-.
Y efectivamente estaban echando Magic Bones, un programa en el que hacían entrevistas a personajes mágicos famosos, hacían experimentos y un montón de cosas con las que me partía de risa. Y como me dijo Alex, acerque la única silla que quedaba libre y me senté al lado del resto para poder ver bien la televisión.
Aunque la tranquilidad que había hasta ese momento se vio interrumpida por la dichosa e inoportuna Monique, que decidió gritar en el mismo el que el científico explicaba el experimento que haría hoy.
-¡¿Qué pasa?! - pegué un brinco del susto-.
Monique es una de mis múltiples hermanas, es la décima junto Lucas, su hermano mellizo, es la más pija y chula de todos, forma con Alex la pareja de los guaperas de la familia. Es rubia con el pelo liso y ojos azules.
London, otra de mis hermanas, también se puso a pegar gritos. London es la novena de todos, también es muy poderosa, el poder más desarrollado que tiene es el fuego: puede quemar cualquier cosa.
-¡¿Me podéis decir qué pasa?!
-¡Mírate a un espejo!
Fui corriendo al espejo más cercano que encontré y me miré: tenía la cara y todo el cuerpo rodeado de esa cosa negra.
-Ojalá esto fuera un sueño - dije-.
-Ojalá lo fuera, pero no lo es -intentó tranquilizarme Jack mientras se acercaba y comenzaba a examinarme-.
Jack era otro de sus hermano mío, es muy listo al igual que Marta, él es uno de los que nació más recientemente junto con Francis; su hermano gemelo; si me preguntáis en que posición nacieron no os sabría decir cual. Pero tampoco me preguntéis cual es Francis y cual es Jack, pues me resulta imposible diferenciarlos.
La cara la tenía entre negra y de color carne(es decir normal).La raya iba tapándome el ojo izquierdo hasta bajar por todo mi cuerpo por mi lado derecho, hacía una especia de zigzag.
Marta me llevó a su cuarto para examinarme.
-Esto va a ser difícil - dijo Marta suspirando-.
-¿Por qué tengo esto? -empecé a preguntar, aunque recordaba perfectamente lo que me contó sobre los poderes que aparecían más tarde- No tendrá nada que ver con la maldita leyenda, ¿no?
-Como ya te conté el otro día, los poderes que aparecen tarde suelen dejar secuelas. Creo que esto tiene que ver con eso. Y respecto a la leyenda, también se podría estar cumpliendo, ¿por qué no?
-Ojalá no sea así - suspiré y continué - sería mucho para mí.
-No te entiendo, para cualquier ser mágico, conseguir ese poder es todo un reto, pero tú no quieres saber nada de él. - Marta seguía perpleja, ella no sabía porque no quería tener tanto poder-.
Sin embargo, yo sí lo entendía. Me había dado cuenta de que ese poder podía traspasar el mundo mágico, y lo que no quería que pasará, era que en el mundo humano se dieran cuenta de que vivo entre dos mundos y que puedo hacer cosas que ellos no pueden, como quemar y helar cosas,lo que les volvería a todos locos, o que pensaran que estoy como una cabra.
Marta me examinó varias veces y me hizo varias pruebas con todos los aparatos que tenía. Cuando vio los resultados, puso cara de preocupación.
-Creo que tenemos problemas… - susurró Marta.
-¿Qué pasa? - pregunté preocupada, la verdad todo estaba siendo muy precipitado. Marta me miró con cara de preocupación y luego terminó:
-El problema es que los resultados dan positivo, y eso quiere decir que, la leyenda se esta cumpliendo.
-¿Cómo que se esta cumpliendo?Eso tiene que ser imposible. ¡Es una simple leyenda!
-Pues, que tú te estas convirtiendo en la más poderosa del mundo mágico; pero aquí hay un resultado confuso… - dijo Marta mirando al final de la hoja.
-¿Cuál resultado? - le pregunté.
-Este de aquí - Marta me enseñó el resultado.
Cuando Marta me enseñó el resultado me quedé perpleja. Ojalá lo que estuviera viendo no fuera verdad: ese resultado decía que yo vivía entre dos mundos. Yo estuve un rato inmóvil con la hoja en la mano, mirándola perpleja, a los cinco minutos logré articular palabra alguna y decidí contarle todo lo que me estaba pasando. La expliqué que yo vivía entre dos mundos, uno “normal”, pero con una familia de frikis; y otro, que era en el también vivía ella, el mundo mágico. Le supliqué que no lo contará a nadie, excepto que fuera necesario, y ella cumplió su palabra.
Bajamos al salón en cuanto terminamos. Allí estaban todos, esperando pacientemente a saber los resultados de un análisis que me llevaría a la fama. La conversación no fue muy agradable, mis padres se pusieron histéricos con lo que me había pasado, y mis hermanos se quedaron pasmados y sin poder hablar. No entendían porque tenía una raya negra por todo el cuerpo, cosa que yo tampoco comprendía.
Me dijeron de que había hablado con el colegio, y habían llegado al acuerdo de que me entrenarían para saber usar mis poderes. Él que me iba a entrenar era un tal Corbin Spencif. Nunca había oído ese nombre, posiblemente sería nuevo en el colegio y tendría que enseñarle, o por otra parte, podría ser un cincuentón que decía saber todo sobre el mundo mágico.
Pero eso lo sabría al día siguiente.

Capítulo 4: El comienzo de los entrenamientos

A los dos días volví al colegio, allí me encontré con el entrenador. Me sorprendió verle, creí que iba a ser uno de esos entrenadores cincuentones, pero no, tenía 15 años. Era moreno, con los ojos marrones y un poco rasgados, de piel también moreno.Al principio, no me reconoció; pero sacó una foto, que debía ser mía; la miró dos veces y vino hacía mí.-Hola,¿eres Demetria? - me preguntó con una sonrisa-.-Sí, pero llámame Demi.-Así lo haré. Ven - me indicó-.Le seguí hasta un sitio en el que nunca había visto. Tras andar durante 10 minutos, llegamos a un gimnasio. Allí, Corbin me hizo un gesto con la mano y fue un momento a las taquillas. Pocos segundos después, volvió.-Bien. Aquí daremos las clases.-¿Aquí? Nunca había estado en esta parte del colegio - comenté sorprendida-.Se rió suavemente.-Será mejor que te vayas a cambiar al vestuario. Tienes todo lo que necesitas allí -dijo mientras me señalaba los vestuarios.-Creí que mi vestuario era sólo de chicas y los chicos no podían entrar…-Bueno… yo no te lo he dejado… te lo ha dejado tu hermana - me aclaró.-Vale, pero, ¿cuál de ellas?Fui al vestuario, abrí con cuidado la taquilla, y allí estaba… El traje que me tenía que poner. Había una nota:Este traje se puede usar para cualquier poder. Como no sabemos que poderes tienes hemos elegido este traje.”Lo había firmado Marta. Me alegro bastante saber que fue ella la única que miró mi taquilla, llega a ser otra y todo el mundo estaría hablando de mí.-Bien.¿Qué sabes hacer? - me preguntó Corbin-.-Pues… La verdad… No sé nada que tenga que ver con poderes …-¿No? Creí que eras de una de las familias más importantes del mundo mágico, porque son superhéroes…-Lo sé, pero empecé hace una semana a desarrollar los poderes - le expliqué-.-Creo que lo entiendo. Pues es el momento de empezar a ver, cuales son tus poderes. - Me contestó con una sonrisa-.-Vale, - después hablé en vos baja para que Corbin no me oyera - creo que esto me va a costar demasiado.Empezamos por mirar si podía correr más rápido que la velocidad de la luz. Costó bastante. El problema era que tenía que concentrarme demasiado, y eso me costó un poco. Al final, logramos hacer que me concentrase, pero pasó algo que me sorprendió: corrí más rápido que la velocidad de la luz.Corbin se quedó casi inconsciente porque se sorprendió al ver a alguien que corría tan rápido.La siguiente prueba fue la de visión láser, consistía en quemar un objeto con la visión láser. Exactamente había que quemar una tabla de surf. Esta prueba me costó muy poco, porque era algo parecido a llorar, y me sirvió muy bien para desahogarme por la familia de frikis que tengo en el mundo humano.De momento, no estaba siendo muy duro, pero aún así no me hice ilusiones.La tercera prueba, fue difícil a más no poder. Consistía en quemar algo con las manos y luego salir volando después de haberte convertido en una bola de fuego; esa era la prueba del fuego. Era una de las más peligrosas y complicadas. Me costó horrores conseguir quemar un simple objeto. Lo de salir volando convertida en una bola de fuego no me costó tanto, al revés, fue fácil, el problema fue que cuando salí volando; ya convertida en una bola de fuego; pasé cerca de una alarma de incendios y en fin, en vez de seguir volando, me caí y me quedé empapada.La cuarta prueba fue la de vuelo. Consistía en volar todo lo que pudiera, para ello sólo tenía que imaginar algo alegre. Lo conseguí pocos segundos después de imaginar algo.La cuarta prueba fue la última que hicimos.-Está es la última prueba que haremos hoy - me informó Corbin - nos veremos mañana.-Claro que nos vamos a ver mañana, no me queda otra que venir.-Aunque ahora que lo pienso, yo voy a salir con mis amigos y supongo que tú también, así que seguramente nos encontraremos. - Corbin parecía muy ilusionado con la idea de que nos pudiéramos encontrar por la tarde-.-Esto… sí, puede que sí - dije con una sonrisa tan fingida que no me la creía ni yo-.Me fui a casa en cuanto logré salir del colegio. Cuando llegué a casa me metí en mi cuarto. ¿Cómo me voy a encontrar con Corbin si no tengo amigos en el mundo mágico? Decidí hacer los deberes que tuviera pendientes e irme a dar una vuelta. Cuando terminé de hacer los supuestos deberes que tenía pendientes, bajé abajo, cogí mi chaqueta, y salí a dar una vuelta. Se me ocurrió ir a la cafetería Monroe. La cafetería es de una familia muy amable, la verdad es que allí me siento bien. Además tienes una hija de mi edad, Mary Jane Monroe. Ella siempre trataba de hablar conmigo, pero yo nunca estaba de humor para hablar con nadie. Hoy, voy dispuesta a hablar con ella, creo que ya es hora de hacer amigos aquí.Y eso hice: fui directa a la cafetería Monroe a hacer amigos.Llegué en menos de diez minutos. Para mi desgracia Corbin estaba allí con sus amigos. Algunos de ellos los había visto en el colegio, pero nunca pensé que pudieran ser amigos de un entrenador de superhéroes. Me pregunté que donde los habría conocido, pues a los amigos de mi entrenador los había visto en el colegio, pero a Corbin nunca lo había visto por allí.Me senté en uno de los taburetes de la barra y pedí una Coca-Cola. Mientras me la servían, miraba de reojo a Corbin y sus amigos. Mary Jane fue quien me sirvió el refresco.-Hola, ¿qué tal? - me preguntó Mary Jane sonriente-.-Bien, ¿qué tal tú? - la contesté muy rápido, Mary Jane se sorprendió cuando respondí-.-Vaya… Has contestado…¡Ah! Estoy muy bien. Siento haberme sorprendido, es que…-Lo sé. Nunca antes te he contestado, lo siento, esos días no estaba de humor. - La expliqué, todavía estaba con cara de sorprendida-.-Lo entiendo.-Dime,¿te gustaría que quedásemos algún día para ir a hacer algo juntas? - la pregunté-Eh… ¡Claro! - dijo sonriendo-.-Si te digo la verdad es que siempre te había visto en el colegio, pero no sé porque sólo me atrevía a saludarte aquí, en la cafetería. Tengo entendido que eres una Steve, ¿es verdad?-Sí, soy una de los 20.En el mundo mágico se conocía a mi familia como los 20.-Vaya...¿Y cómo lo hacéis en casa para entrar todo? -comenzó a decir Mary Jane- Lo siento, no sé porque te pregunto eso, no tengo porque saberlo.-No te preocupes, -la tranquilicé con una sonrisa- es normal que la gente se pregunte como pueden caber tantas personas en una casa. ¿Qué como lo hacemos? Un conocido de mis padres es mago y aunque compraron la casa no les hizo falta, varios años después mis padres le pidieron a su amigo que les hiciera con un hechizo más grande la casa por dentro.-¡Cómo mola!Entonces, ¿qué tal si nos vemos mañana?Asentí y sonreí mientras le echaba un último vistazo a la mesa de mi entrenador.

Capítulo 5: Una amiga y un amor imposible

Bien, ya tenía una amiga. Desde el día que nos hicimos amigas, Mary Jane y yo salíamos al cine y quedábamos a menudo para conocernos mejor. Ella también iba a un colegio para superhéroes, exactamente, iba al mío. Así que nos veíamos con facilidad.
Le conté porque tenía la raya negra, y también le conté algunas travesuras mías y de mis hermanos. Uno de esos días, estábamos en la cafetería de sus padres tomándonos algo, cuando me fijé de que en la mesa de al lado estaba Corbin con una chica rubia, que para mi gusto, era muy pija.
Hacía dos semanas ya desde que empecé con los entrenamientos. Había superado todas las pruebas: velocidad, fuego, fuerza, hielo, visión láser… Todas. Y me había enamorado completamente de Corbin, y aunque creía que él también lo estaba de mí, me estaban empezando a entrar las dudas.
Mary Jane, no para de hablar, pero yo estaba más pendiente de Corbin que de ella. Al rato, Mary Jane se dio cuenta de que me pasaba algo y de que no la hacía caso, cosa que era evidente desde hacía ya un rato largo.
-Demi,¿qué te pasa? - me preguntó preocupada-.
-Nada, en serio, puedes seguir hablando -la contesté con una sonrisa fingida de oreja a oreja que no me la creía ni yo, y que exactamente Mary Jane no creyó ni lo que dije ni la sonrisa-.
-Sí que te pasa algo, mientras te contaba lo que me ha pasado esta mañana en el colegio con el profesor de historia, no me mirabas, sino que mirabas a … - se giró y señalo a la mesa de Corbin y luego me miró mientras la señalaba-.
En ese momento, Corbin estaba besando a la chica rubia. Eso era la respuesta a todas mis dudas: Corbin no estaba enamorado de mi. De hecho tenía la razón para no estarlo. ¿Cuál? La rubia pija aquella. Y sí, había pensado mil veces que él podía no estar enamorado de mi, pero no había pensado que podría estar por otra. Últimamente, había estado tan atento y simpático conmigo que me hizo pensar que se había enamorado de mí, y no sólo me hizo creer eso, también hizo que me enamorara de él en todos los aspectos.
Cuando vi a Corbin y a la chica besándose, sólo pensé en una cosa: salir corriendo de allí lo más rápido posible, pero sin llamar la atención de todos los clientes. Pero Mary Jane fue más rápida y me llevó a la cocina para tranquilizarme.
-¿Quién era?
-Corbin, no esperaba que tuviera… - la traté de decir, pero no me salían las palabras suficientes como para terminar la frase-.
-¿Novia? Espera… ¿Corbin es el entrenador que te asignaron y del que te enamoraste? - me preguntó estupefacta-.
-Sí, ese mismo - la respondí-.
-Le he visto varias veces aquí con esa chica, si hubiera sabido que era él… - no la dejé terminar-.
-No te preocupes. No es culpa tuya.
Salimos cuando me logré tranquilizar y volvimos a nuestra mesa, ya que seguía vacía. Intenté olvidarme de Corbin y prestar atención a Mary Jane, pero me fue prácticamente imposible. Descubrí que la chica que estaba con Corbin se llamaba Hannah. Era rubia con el pelo rizado y mechas castañas. Los ojos los tenía de color marrón, y no era ni muy morena ni muy blanca de piel.
Estuvimos más tiempo charlando y luego me fui a casa. Estaba lloviendo, así que cuando volví a casa estaba empapada. Me fui directa a mi cuarto cuando llegué. Me cambié de ropa, ya que estaba mojada, y miré mi móvil, que por suerte no se había mojado mucho. Estaba a reventar de llamadas pérdidas de Corbin. Las borré todas y me tumbé en la cama a la espera de alguna llamada de mi entrenador para pedirle explicaciones sobre lo de su novia y por qué no me lo había dicho. Intenté armarme de valor y llamarlo, pero me costó demasiado. Ya era muy tarde cuando me llamó. Tenía dos posibilidades: colgarle o cogerle el móvil. ¿Qué era mejor? Al final lo cogí y oí su voz:
-¿Demi?
-¿Sí?¿Qué quieres? - le pregunté seria.
-¿Qué te pasa? Estás muy seria.
-Te voy a dar una pista: ha pasado en la cafetería Monroe - le dije sarcástica.
-Ah, eso. ¿No te dije qué tenía novia?
-Deja que piense… -dije sarcástica- No, me parece que no.
-Vale, estás enfadada, lo siento, se me pasó decírtelo. - Me dijo él tan tranquilo-.
-No estoy enfadada por eso.
-Entonces, ¿por qué?
-¿Por qué me has llamado?
-He preguntado yo primero
-Yo también he preguntado, así que contesta, además no quiero hablar de eso - dije yo para zanjar el tema-.
-Vale, te llamaba porque tengo que verte mañana a las diez en el gimnasio - me informó, cuando terminó soltó una risotada-.
.¡¿Mañana a las diez en el gimnasio?!¡Es domingo! Los sábados y domingos son mis días libres - dije yo quejándome-.
-Me da igual, tengo que comentarte algo importante. Y ni se te ocurra no venir, es muy importante que vengas. No es ninguna broma, Demi -terminó de decir muy serio-.
En ese momento colgó y yo me quedé perpleja. ¿Habría peleado con la novia? No, me acababa de decir que seguía teniendo novia. No sé que será lo quiere decirme, pero no parece que sea nada bueno.
Al rato, me acosté con un libro para leer un rato, pero me quedé dormida. Había sido un día un poco triste. A la mañana siguiente, me desperté temprano y me fui a la ducha. Me puse el traje de siempre, por si me hacía entrenar. Bajé al piso de abajo, cogí mi abrigo y salí a la calle. La calle aún estaba desierta, sin nadie.
Al llegar, me fui a la zona donde entrábamos normalmente. Allí estaba ya él, en las barras, como siempre. Al verme, sonrió y se acercó a mí.
-Creí que no vendrías, aunque has llegado más pronto de lo normal - me dijo sonriendo-.
-¿Qué me querías decir? - le pregunté sin rodeos-.
-Tenemos un problema con el enemigo.
-¿Qué enemigo? Nadie me había dicho nada de un enemigo - le pregunté perpleja y a la vez extrañada-.
-Se llama Eskilovan, y es el rey de la oscuridad.
-¿Qué mi primer enemigo es el rey de la oscuridad?¿Pero estáis locos o qué?¡Qué aún no se controlar todos mis poderes!
-Te recuerdo que dentro de nada, cuando consigas controlar todos tus poderes, de lo cual no te queda mucho, vas a ser el ser más poderoso del mundo mágico. Con lo cual es normal que tu mayor enemigo sea directamente el mismísimo rey de la oscuridad
-Ya, ¿y qué ha hecho para que ahora, después de sólo dos semanas de entrenamiento, nos tengamos que enfrentar deprisa y corriendo a él?¿Es qué no hay más personas en el mundo o qué?
-Claro que hay más personas en el mundo mágico, si no yo no estaría aquí. Pero la Guardia Real Mágica cree que es mejor que te enfrentes directamente tú a él. Tenemos que entrenarnos demasiado, va a se un entrenamiento excesivo - sólo le faltaban tres pasos para que estuviéramos frente a frente-.
-En ese caso, si la Guardia Real Mágica lo cree así...-comencé a decir más tranquila- Creo que si he soportado estas dos semanas, podré aguantar lo que venga.
Al poco rato, Corbin me arrinconó en una esquina. Poco a poco nos fuimos acercando, al poco rato, notaba su respiración, nos acercamos más hasta que nuestras narices se juntaron. Aunque Corbin estaba nervioso, fue él quien dio el paso. Nos acercamos hasta que nuestros labios rozaron. Estuvimos abrazados un buen rato. Yo no entendía porque me había besado.¿Acaso no tenía novia?

Capítulo 6: Mi vida en ruinas

A la mañana siguiente, me desperté en la casa de los frikis. Me vestí rápido, presentía que los frikis tenían una sorpresa para mi. Bajé las escaleras y antes de terminar de bajar, miré la ventana del salón: el jardín estaba lleno de bultos amarillos con dos puntitos negros y otro rojo. Terminé de bajar las escaleras y le pregunté a Emily:
-Eso no es lo que estoy pensando, ¿verdad? - pregunté con preocupación-.
-Abre la puerta del jardín y lo veras - me respondió Emily, como siempre, borde-.
Abrí la puerta y ocurrió lo que pensaba: una montaña de patitos de goma se abalanzó sobre mí.
-¡Patitos de goma, no! - dije apretando uno para oír su insignificante sonido-.
Mi madre vino corriendo, pero en cuanto paro, se volvió a oír un estruendo venia del laboratorio de mi padre. Mi madre volvió a salir corriendo, esta vez hacia el laboratorio de mi padre. Yo salí como pude de la montaña de patitos de goma y fui detrás de ella para ver que había pasado.
Cuando bajé al laboratorio de mi padre, mi padre estaba negro, con las gafas rotas por la mitad y con los pelos de punta. Le pedí una explicación, y me respondió lo que nunca imaginé:
- Intenté hacer un experimento: puse tres patitos de goma en una bandeja, además de los patitos de goma, metí cinco móviles y lo rellené de líquidos químicos, entonces puse el fuego a cien. Entonces… ¡PUM! Ha sido una sensación fabulosa - nos explicó a las tres-.
-¿De donde sacaste los móviles? - preguntó mi madre-.
-Son tuyos, toma. -le dijo mi padre sacando cinco móviles chamuscados- Te los cogí prestados para el experimento. Espero que entiendas el porqué de haberlos roto.
En ese momento no sabía si salir de allí o quedarme a ver que pasaba continuación. Opté por irme. Cuando llegué al salón me dije para mí: “mi vida en ruinas”.
Miré el reloj: llegaba tarde al colegio, cogí la mochila y salí corriendo hacia el colegio. Por desgracia, la raya negra había traspasado el mundo mágico y ahora iba tener que ser muy astuta para tener inventarme una excusa, porque desde luego, la raya discreta no es.
Al llegar a clase, todos empezaron a mirarme. Por suerte no había llegado el profesor. Lucy y Thomas vinieron a ver que me pasaba.
-¿Qué te ha pasado? - me preguntó Lucy-.
- ¿Lo dices por la raya negra? Me ha dado por hacerme un tatuaje - le respondí con una sonrisa tan falsa que no me lo creía ni yo-.
-Demi, odias todo lo negro, - me dijo Tomas, no sabía por qué pero su mirada era cada vez más enigmática- además, eres menor, necesitarías un certificado de tus padres.
-Y lo tengo, pero en mi casa. Ahora el negro sí me gusta, la gente cambia - dije sentándome en mi sitio-.
-Hoy estas muy rara- me dijo Lucy-.
-Será la edad del pavo - susurré-.
-Eh… luego quiero hablar contigo - dijo Thomas nervioso-.
-Vale, pero estas sudando y vete a tu sitio que ha llegado el profesor.
Nos tocaba con el profesor Karlie. Era el profesor de música, me caía bien. ¿Por qué? Porque le gustaba el rollo rock duro y heavy metal y no me diría nada de la raya.
-Hola clase, espero que hoy no me des la paliza, como hicisteis la semana pasada…- Empezó a hablar al igual que yo empecé a ver todo negro y borroso. Solo recuerdo que me caí, me di con algo en la cabeza y me quedé inconsciente.
Al rato, me desperté en un sitio oscuro y húmedo. Me intenté levantar, pero me fue imposible pues unos seres raros me tenían atada. Los seres negros y raros, bajitos y extraños, me dejaron caer al suelo, me levanté dolorida lo más rápido que pude y miré a mi alrededor. Me di cuenta de que al frente tenía a una especie de ser extraño y que parecía tener mucho poder. Al parecer, se llamaba Eskilovan. Era un hombre de poder oscuro.
-Hola, Negrix, ¿sabes qué eres muy poderosa?- me dijo Eskilovan-.
- Sí, creo que lo sé,pero me llamo Demetria no Negrix- le informe extrañada-.
- ¿No lo sabes? Ahora te llaman Negrix en el mundo mágico - me dijo dándome un periódico del mundo mágico.-
El periódico decía: “La leyenda se cumple: la famosa familia Steve, al tener 20 hijos, comprueba que el último de ellos es el más poderoso del mundo mágico; lo ha comprobado con su hija, Negrix.”
Yo estaba perpleja. No entendía porqué me llamaban así, ¡sólo era una raya negra! Parecía ser el mono de feria, pero al final me gustó el mote.
-¿Y tú quién eres? - le pregunte a él-.
-Yo soy Eskilovan, el rey de la oscuridad. Hasta hace doce años yo era el más poderoso del mundo mágico - me explicó-.
Me costó un poco entender el porqué de ese comentario, pero varios instantes después lo entendí.
- Siento haberte quitado ese puesto.
-No lo sientas porque voy a volver a tenerlo…
-¿A qué te refieres? - no entendía que quería decir-.
- Mira yo necesito tener el puesto de “el más poderoso del mundo mágico”, para poder conquistarlo sin problemas - me explicó-.
- Ya, pero ¿y si yo no pudiera darte ese puesto? - le pregunté-.
-Pues en ese caso habrá una guerra, y ya de paso, puede que alguien muy cercano sufriera más de la cuenta. - Me siguió explicando-.
-¿Y qué tendría que hacer para que nadie sufriera?
-Unirte a mí. - Me dijo con una sonrisa pícara-.
-¿Podría pensarlo unos instantes? - le pregunté sin saber muy bien que hacer-.
-Sí, tomate tu tiempo, cuando sepas que vas a hacer avisa a uno de ellos - dijo señalando a uno de los seres extraños-.
Me tomé bastante tiempo para pensar y reflexionar. Por un lado, veía muy peligroso meterme aquí sin saber si es fiable; pero por otro lado no quería que mi familia, amigos y medio novio sufrieran.
Definitivamente, estaba más confusa que nunca.
Al final, tomé una decisión y avisé a uno de esos seres raros. Ellos me condujeron hasta una especie de despacho de estilo gótico. Me empecé a sentir incómoda nada más entrar.
-Siéntate en una de las sillas - me ordenó una voz que procedía del sillón de la mesa.-
Yo hice lo que me ordenaron.
-¿Qué has elegido, Negrix? - me preguntó Eskilovan.
-He elegido… - empecé a decir cabizbaja - He elegido unirme a ti.
-Me parece bien, es un honor tenerte como socia - me dijo Eskilovan con una sonrisa-.

Capítulo 7: El lado oscuro

Pasaron varias semanas. Todo iba bien, hasta que mi familia no pudo aguantar más y quiso recuperarme. Yo no quería volver a casa, porque sino Eskilovan los haría sufrir. Pero algo me decía que no iba a tardar en ver mi error.En el lado oscuro me entrenaba mucho, tal vez demasiado. Allí nos teníamos que enfrentar contra países del mundo mágico, mejor dicho contra sus reyes; para así poder ir conquistando el mundo mágico poco a poco.En uno de esos días de entrenamiento, oí una voces que me resultaban familiares, pero no conseguí a averiguar de quiénes era. La conversación se oía perfectamente porque las paredes están huecas, porque el edificio(o la mayor parte) se sostiene por unas columnas. Las voces gritaban:-¡No!¡Dejarme en el suelo, Eskius!¡Dejarme! - decía, o más bien gritaba una de la voces-.-Sentarle aquí, agarrarle bien con las cuerdas para que no se puedan mover mucho - decía otra voz, también de chico, pero esta vez no gritaba-.Después entró en la supuesta habitación la otra voz que gritaba, también de un chico. La segunda voz que gritaba también me resultaba familiar, pero por más que lo intentaba, no conseguía saber de quiénes demonios eran.Me acerqué a la pared para oír mejor a la voces que no gritaban, pero oí pasos que se acercaban al gimnasio y decidí seguir entrenando. Los pasos cada vez se oían más cerca, y entra los gritos y los pasos no conseguía concentrarme, porque esto es como el tenis, que te tienes que concentrar para que te salga bien. De repente alguien abrió la puerta. Me giré para ver quién era: Eskilovan.-Negrix, ven conmigo - me ordenó Eskilovan dándose media vuelta-.Yo le seguí sin protestar, aunque la verdad es que es mejor no protestar si esta Eskilovan delante, tenía muy mal genio. Estuvimos andando un buen rato, exactamente durante unos cinco minutos aproximadamente, mientras yo iba pensando en dónde me estaría llevando Eskilovan. Los gritos habían cesado y sólo se escuchaban los pasos de Eskilovan. Cuando llegamos, Eskilovan se dio la vuelta y me dijo:-Esto te va a resultar difícil, pero tú, mantente rígida y recta, ¿entendido?-Entendido - afirmé-.Entramos y mi cara cambió por completo. Me quedé pálida. Intenté mantenerme rígida y recta, tal y como había dicho Eskilovan, pero me fue muy difícil, por no decir imposible. Por fin pude articular palabra:-¿Tom?¿Edgar? - estaba perpleja, no lo entendía-.-Así nos llamamos - dijeron los dos al tiempo -, sí, somos nosotros.Tom y Edgar eran otros dos hermanos míos. Son gemelos. Tom tiene una personalidad muy divertida, pero la de Edgar es más seria. El poder más desarrollado de Tom es el vuelo, y el de Edgar es la fuerza.-¿Qué hacéis aquí? - me atreví a preguntar, aunque la respuesta era evidente-.-Les hemos secuestrado - me contestó Eskilovan-.-Eso me lo imaginaba, - comencé a decir - pero, ¿por qué? No lo entiendo. Prometiste no hacer daño a nadie cercano a mi.-Negrix de eso ya hablaremos, ahora si quieres puedes hablar con… - otra voz gritando no le dejó terminar-.Aparte de los gritos también se oyó el ruido de algo chocar, no se sabía muy bien que era. Después la puerta de la habitación en la que estábamos se abrió y entró uno de esos seres bajitos y extraños:-Señor tenemos a otro.-Bien, háganle entrar. - Dijo Eskilovan-.El ser extraño avisó a otros cuatro, que entraron con otro chico atado, cuando consiguieron meter al chico, lo sentaron, le pusieron unas cuerdas y le quitaron el esparadrapo que tenia en la boca. Esta vez no sé como no me desmayé. El chico, ¡era Corbin!Corbin se quedó igual de paralizado que yo al verme en un sitio como este, tenía la cara desencajada cuando levantó la mirada y cuando se dio cuenta de que estaba allí no movió ni un músculo.-¿Demi?¿Qué haces aquí? - me preguntó Corbin-.-Yo… Eh... - intenté darle una respuesta lo suficientemente lógica como para que no durará de mi, podría pensar que a mi también me han secuestrado y revolucionarse contra los seres extraños, y eso no es conveniente-.Eskilovan me interrumpió.-Ella es ahora una de los nuestros, no preguntes demasiado… Y desde ahora se la llamará Negrix, no Demi - dijo Eskilovan con tonó tajante-.-¿Negrix?¿Una de los vuestros? - preguntaron los tres al unísono-.Eskilovan no admitió más preguntas. Le hizo una señal a los seres extraños y bajitos y ellos se llevaron a los chicos a las mazmorras. A mí, me mandó a entrenar, y eso hice. La noche llegó rápidamente. Aquella noche se me hizo larguísima, creo que fue la noche más larga de mi vida. Al final tuve una idea e ingenié un plan para poder ir a las mazmorras si que me pillasen. Así le podría explicar a mis hermanos y Corbin por qué estaba allí y qué hacía allí. No me fue fácil ingeniar un plan apropiado, porque nunca había estado en las mazmorras y no sabía en que parte del castillo se situaban.Al rato, me di cuenta, de que Eskilovan tenia unos planos del castillo en su habitación y justo era la de al lado, así que decidí colarme, coger los planos del castillo de su escritorio, y volver a irme sin que nadie se diera cuenta. Sabía que era una operación arriesgada, pero tenia que hacerlo si quería explicarle a mis hermanos y a Corbin qué pasaba.Me puse mi traje especial y me puse manos a la obra. Pero ahora había otro problema: ¿por dónde salía sin que nadie sospechará? Estuve un rato pensativa, después decidí salir por la ventana. Salí, me estiré un poco(os recuerdo que tengo super elasticidad), y alcancé la ventana de Eskilovan, me costó entrar en la habitación sin caerme, pero al final lo conseguí. La habitación estaba casi vacía, no tenía apenas muebles. Tenía una cama, un escritorio, una silla y una pequeña cómoda. Los planos estaban encima del escritorio. Los cogí, los miré por encima, y volví a la ventana. De repente, oí voces en el pasillo:-Voy a hablar con Negrix -dijo una voz que la reconocí como la de Eskilovan-.-Deberías hacerlo lo antes -concluyó otra voz-.Una de las voces era de Eskilovan, pero la otra no sabía de quién era. Fui corriendo a la ventana, salí y me metí en mi habitación. Escondí los planos en el armario para que no los viera y me senté en la cama. Pero se me olvido un pequeño detalle: el traje especial para entrenar lo llevaba puesto. Alguien llamó a mi puerta, no me sorprendió porque sabía que era Eskilovan.-Ah, eres tú, Eskilovan - dije mientras entraba-.-Quería decirte, que vamos a tener mañana un combate, creo que deberías descansar - me informó-.-Vale, pero antes de que te vayas, ¿por qué has secuestrado a mis hermanos y a Corbin? - le pregunté-.Eskilovan no respondió, se limitó a salir de la habitación sin ni siquiera despedirse. Espere unos minutos a que no hubiera nadie en las mazmorras, y luego salí en dirección a las mazmorras.

Capítulo 8: Las mazmorras

La operación salió como esperaba. Me costó un poco entrar en las mazmorras, pero al final lo conseguí. Lo que no me costó nada fue encontrar a Edgar, a Tom y a Corbin. Estaban en una de las mazmorras del fondo. El ser extraño que vigilaba las mazmorras estaba dormido como un tronco, así que no tendría que tener cuidado de hacer ruido, pues cuando aquellos bichos dormían, ningún ruido les despertaba, excepto una orden de su amo. Me dirigí a donde estaban mis hermanos y Edgar:-¿Cómo has bajado hasta aquí? - me preguntó Tom-.-¿Por qué estáis aquí? - les pregunté a ellos-.-He preguntado yo primero - contestó Tom molesto-.-Ideé un plan, y luego bajé, ahora contestarme vosotros.-Eskilovan nos quiere para poder conquistar el mundo mágico sin que nosotros se lo impidamos - me informó Edgar-.-Pero parece que tú no quieres detenerle - dijo Corbin, estaba apoyado en una piedra de la mazmorra y cabizbajo-.-Eso es una estupidez, Corbin - dije yo - sólo me he unido a él para saber qué hace, y así, cuando menos se lo espere… Poder impedirle que conquiste el mundo mágico.-¿Y cómo lo vas a hacer? - me preguntó Tom - Todavía te tienes que entrenar mucho.-He avanzado mucho, todo lo que podía haber aprendido con vosotros en dos años, aquí lo he aprendido en menos de un par de semanas… Eso es una gran ventaja - dije mirando al ser extraño que aun seguía dormido como un tronco-.Hablé un poco más con ellos, poco después oí unos pasos y tuve que esconderme(más bien me hice invisible)y esperé en una esquina a ver quién era. Los pasos se oían cada vez más cerca, hasta que al final se oyeron en las escaleras que daban a la entrada de las mazmorras. Se abrió la puerta. Era Eskilovan.-¡Eh, vigilante! - le dijo al vigilante mientras le daba un golpe en la mesa para que se despertará-.-¡Eh! - dijo el vigilante pegando un respingo - ¿Sí, señor? - preguntó poniéndose de pie y muy serio-.-Aparte de mi, ¿ha entrado a las mazmorras alguien más? - preguntó Eskilovan mirando a su alrededor-.-No, señor.-Huelo a alguien más -advirtió Eskilovan-..-Señor, no ha entrado nadie, como mucho podrá percibir el olor de los prisioneros - dijo el vigilante-.-¡Cállate! - le ordenó Eskilovan al vigilante- ¿Qué sabrás tú? ¡Si siempre te quedas dormido como un tronco...!Debería haberte echado a la calle hace mucho tiempo -concluyó Eskilovan, mirando a su sirviente con cara de asco-.El vigilante se calló y se quedó inmóvil y cabizbajo junto a su mesa. Eskilovan se puso a registrar las mazmorras, hubo un momento que se acercó tanto a mi que pensé que me había descubierto. Eskilovan empezó a sospechar, pero al ver que no había nadie, se marchó.El vigilante se sentó en su silla y se volvió a quedar profundamente dormido. Yo volví a mi estado normal y me dirigí de nuevo a la mazmorra donde estaban Tom, Edgar y Corbin.-¿Por qué te llaman así? - me preguntó Tom-.-Porque… Me identifican así - respondí en un susurro-.-Creo que es mejor que te vayas antes de que el vigilante te despierte… - me advirtió Edgar-.-Sí, es mejor que me vaya cuanto antes.Me fui en dirección a mi habitación, esquivando todas las miradas extrañas. Cuando llegué a mi habitación, me fui mi cama.

Capítulo 9: No me dejes sólo…

Me tumbé en la cama, y miré hacia el techo. El problema no era Eskilovan, era mi familia y todo el mundo mágico. Mientras pensaba en que haría si Eskilovan descubría mi plan, alguien habló:
-Me preocupa tu vida.
Me puse en pie de inmediato:
-¿Quién eres? - pregunté-.
-¿No me reconoces?¿Acabamos de estar juntos y no me reconoces? Ahora quién no te reconoce soy yo Demi… - dijo ese alguien-.
-Eres Corbin… Pero,¿qué haces aquí? Te podrían descubrir... o peor, matarte… - le dije preocupada-.
-Me da igual, sólo quiero estar contigo y no separarme de ti.
Se fue acercando a mí en la oscuridad de la habitación, cuando estuvo cerca de mí, me cogió la mano y con la otra, me acarició el pelo. Se acercó un poco más y me besó en los labios.
- Creí que el beso del otro día, no era más que un cuento chino - dije extrañada-.
-¿Te refieres a Hannah? Lo deje con ella hace un tiempo, hace una semana exactamente. Te prefiero a ti, antes que a una traidora - susurró mientras se sentaba en el suelo-.
Me senté junto a él. Él se limitó a rodearme con el brazo. No quise preguntarle a cerca del motivo por el que lo había dejado con Hannah, me parecía que iba a resultar muy incómodo para los dos, pero sobretodo para él. Corbin me dio un beso en la frente y dijo:
-Me preocupas, el plan que has ideado para salvar el mundo mágico e impedir que Eskilovan lo destruya con sus leyes y prohibiciones es… No sé… Demasiado arriesgado para alguien como tú…
-Lo tengo controlado, no te preocupes. Llevo ideando el plan desde que sé que Eskilovan existe.
-Puede que lo tengas planeado todo, pero y si algo sale mal,¿qué? No quiero que me dejes sólo…
-No te voy a dejar sólo, no sería capaz de dejarte sólo, te quiero demasiado como para dejarte tirado, - le dije mientras le acariciaba la cara, cuando me di cuanta de que estaba llorando - ¿estás llorando?
-No - dijo mientras se quitaba las lágrimas-.
Me abracé a él con fuerza para que dejará de llorar. Conseguí que dejará de llorar, pero no que dejará de estar triste. Mi habitación tenía una pequeña terraza, así que salimos un poco a tomar el aire.
-¿Cómo conseguiste llegar a las mazmorras? - me preguntó Corbin-.
-Me colé en la habitación de Eskilovan - señalé su habitación -, y le robé los planos del castillo para saber donde estaban, después me hice invisible y baje.
-Buena idea.¿Cuánto entrenas?
-Bastante, demasiado.
-¿Desde qué hora hasta que hora? - quiso saber Corbin-.
-Desde las seis, a veces desde las cinco, hasta las once o las doce, hay veces que no duermo para entrenar - le contesté-.
-Te estas explotando.
-Lo sé, pero no me queda otra si quiero sorprender a Eskilovan e impedir que conquisté el mundo.
-Es hora de que me vaya - dijo Corbin dirigiéndose a la puerta-.
-Te acompaño.
Le acompañe hasta las mazmorras, pero mientras íbamos nos pasó algo realmente extraño. Íbamos por el Pasillo 113, cuando oímos un ruido. Nos dimos la vuelta, miramos a nuestro alrededor pero no había nada ni nadie. Tres segundos después nos volvimos a dar la vuelta, dimos como cinco pasos más, y volvimos a oír el ruido, pero esta vez era una voz que procedía de las paredes, era una especie de murmullo.
-¿Qué… ha sido eso? - pregunté mirando a todos los lados-.
-No lo sé, pero es muy extraño y me estoy comenzando a asustar de verdad.
La voz extraña habló algo más alto:”Negrix, Pasillo 113, Negrix…”
-Me llama a mí - le dije a Corbin - No te alejes, sea lo que sea, nos puede atacar…
La voz no paraba de decir mi nombre, de decir continuamente lo mismo, yo miraba a todos lados, no entendía que demonios pasaba…

Capítulo 10: Pasillo 113

Nos fuimos corriendo cuando la voz dejó de decir mi nombre. Corbin volvió a las mazmorras, y yo me fui a un lugar donde creía que encontraría información del Pasillo 113: la biblioteca del castillo. Siempre estaba vacía, ningún ser oscuro iba, a menos que fuera el bibliotecario, que tampoco es que estuviera siempre, más bien sólo se pasaba para coger libros para los prisioneros, después volvía dejaba el carrito en la biblioteca y se volvía a marchar. Alguna vez había coincidido con él por los pasillos, era bajito con gafas y pelirrojo, nunca llegamos a hablarnos(sólo a saludarnos, y con la mano), pero sabía que se llama Sr. Rufus. Cuando llegué a la biblioteca estuve vagando por los pasillos en busca de algo que pudiera interesarme, pero no encontré nada, así que decidí volver a la habitación.
Cuando volví de buscar información; más bien de un fracasado intento de buscar información; me fui a mi cuarto. Me tumbé en la cama y me quedé dormida. Debían ser las tres y media de la mañana cuando me dormí.
A la mañana siguiente, fui a la otra biblioteca que tiene el castillo(tenía que tener dos, sobraban habitaciones). Mientras iba a la otra biblioteca, me acordé de lo que me contó Corbin antes de darme el beso en el gimnasio: me contó que Eskilovan había encantado un pasillo del colegio, entonces lo que podría pasar es que el pasillo y el del castillo estavieran unidos mediante un conjuro, y espero que si es así, no sea por un conjuro muy complicado, porque eso de la magia no es que se me de muy bien, aparte de que esta vez me las tenía que apañar yo sola.
Pero había un problema: ¿cómo iba a saber si el pasillo del colegio y el del castillo estaban unidos, si no podía salir del castillo? No sabía si iba a encontrar lo que necesitaba saber en la otra biblioteca del castillo, pero aún así estuve un poco más en la biblioteca meditando acerca de la pregunta, porque tenía muy claro que en ninguna de las dos bibliotecas iba a ver nada de información acera de los dos misteriosos pasillos, así que tenía que idear un plan para poder salir del castillo sin llamar la atención.
Necesitaba ir al colegio para saber si realmente ese pasillo y el del castillo estaban unidos. Pero no podía salir del castillo así tal cual, en el castillo todo el mundo sabe quien soy, y salir sin disimular o idear un plan, sería difícil que no me reconocieran.
En este momento no quise ser quien soy. Si pudiera hacer una especia de disfraz … ¡Eso es!¡Un disfraz! En el colegio no sospecharían porque muchos alumnos van con disfraces para hacerse más importantes. Y en el castillo tendría que contar una excusa para … Creo que lo mejor en el castillo va a ser no decir nada, porque se pondrían a buscar pruebas, y al final Eskilovan me descubriría.
Me levanté de la silla y me fui a mi cuarto. Cuando llegué a mi cuarto, abrí la puerta con cuidado y entré lo más rápido que pude. Me senté en el escritorio y empecé a diseñar el disfraz.
Estuve mucho rato intentando hacer algo con el disfraz, pero al final lo conseguí, bueno, a medias. Cogí unas mallas rojas, de todos los colores, cogí camisetas y lo intenté combinar, pero me fue muy difícil al principio. Al final, decidí ir a una tienda cercana especializada en disfraces para superhéroes.
Salí del castillo sin problemas, cogí un taxi y en pocos minutos estaba en la tienda. La dependienta, Ashley Pistacho, era una anciana amable, pero no le importaba decir las cosas a la cara. Le pedí que me hiciera un diseño, y para mi sorpresa no me preguntó para qué.
Me tomó las medidas y en menos de una hora me dio el disfraz hecho. Era verde, con guantes y notas, y con una máscara. Le pagué el traje a la dependienta y salí del local. La verdad es que no pensaba ponerme el disfraz muy a menudo, ya que tenía el de los entrenamientos.
Volví al castillo, y cuando llegué me fui otra vez directa a mi habitación. Colgué el traje en el armario, y me fui en busca de Eskilovan, quería decirle que me iba a ausentar durante un tiempo.
Le encontré en su despacho, mirando por los inmensos ventanales que tenía enorme sala. Llamé a la puerta para que se diera cuenta de que me encontraba allí:
- Oh, Negrix, ¿quieres algo? - dijo Eskilovan dándose la vuelta.
-Necesito un descanso en los entrenamientos y … - Eskilovan no me dejo terminar.
-¿No te lo han dicho los entrenadores? - me preguntó Eskilovan extrañado - Hoy es tu día libre.
-Ah, vale, gracias. Sólo era eso, adiós, y gracias otra vez - dije saliendo del despacho.
Salí lo más rápido que pude del despacho. Era un lugar oscuro y triste. Y sólo estar allí; incluso a veces hablar de él; era como estar en un calabozo. Cuando salí del despacho, me dirigí a mi cuarto, me cambié e ideé un plan para que los criados no sospecharán cuando saliera del castillo y me vieran con el traje puesto. Para que no me vieran lo único que podía hacer era no salir por la puerta, pero, ¿cómo no iba a salir por la puerta si quería salir a la calle?¡Ya sé, podría salir por la ventana!
Y eso hice. Veinte minutos después yo ya estaba fuera de mi habitación. Y os preguntareis:¿cómo vas a hacer para ir hasta el colegio pasando desapercibida? Muy fácil: iría corriendo a la velocidad de la luz y llegaría en un segundo.
Cuando llegué al colegio, todavía no había acabado las clases. Entre al vestíbulo, y crucé el pasillo central. Al llegar a la puerta del fondo, donde pensaba encontrar toda la información posible acerca del Pasillo 113(ya que esa puerta conducía a la biblioteca), una voz detrás de mí habló:
-Bonito traje - dijo aquella voz, la voz me resultaba familiar y era de chico.
Me paré un instante y luego me di la vuelta: era Alex. Estaba tan radiante como siempre, y una vez se había escapado de clase.
-Hola y … gracias - le dije.
-¿Eres de aquí? - me preguntó acercándose.
-No - dije mintiendo - he venido de visita e iba a ver la biblioteca, puede que haya algo interesante.
-¿Te gusta la biblioteca? - me preguntó, ya estaba a pocos pasos de mi.
-No mucho, pero necesito buscar información sobre … - le contesté, casi le comenté que iba a buscar información acerca del Pasillo 113, no quería que nadie supiera que buscaba información acerca de ese pasillo porque podrían descubrir mi identidad.
-¿Sobre qué? - me preguntó enigmáticamente.
-Sobre algo importante que no puedo decirte, - me di la vuelta, y mientras abría la puerta de la biblioteca, acabé - espero que no te importe saber de qué busco información. - Le guiñé un ojo y entré.
-¡Eh, enana! - le oí gritar desde fuera.
Entre en la biblioteca y busqué un libro que pudiera informarme, pero no había ningún libro que tratara sobre lo que quería informarme.
                                                               *******
Alex había entrado en la biblioteca, la chica esa era demasiado misteriosa, no se fiaba de ella. Podría ser perjudicial que encontrará algún documento importante del colegio, ya que podía ser una de las espías de Eskilovan(la podría haber mandado para buscar información para, así, conseguir el poder del colegio).
La siguió todo el rato que pudo por la biblioteca, se informó de lo que leía y se fue cuando la encargada le echó porque tenía que cerrar la biblioteca. La chica misteriosa despareció antes de salir de allí. Era posible que también tuviera superpoderes.
                                                                 *******
Busqué libros en muchas estanterías que, en teoría, eran de información, peto ahí no encontré nada que me sirviera. Cuando cerraron la biblioteca, yo me hice invisible, quería quedarme un poco más en la biblioteca y si se lo pedía a la encarga, no me dejaría.
Anduve por los pasillos en busca de un libro que me pudiera interesar. Una de las veces que pase por un pasillo vi algo reluciente en una estantería. Me acerqué a la estantería. Saqué un poco el libro de su sitio para ver el título: “Pasillo 113, el gran misterio”. Lo saqué rapidísimo de su lugar y salí corriendo de la biblioteca.
Cuando llegué a mi cuarto, me senté en la cama y abrí el libro. Estuve leyendo toda la noche, y me terminé el libro en esa noche. Según el libro el Pasillo 113 estaba comunicado con el pasillo principal del colegio, y eso me recordó lo que me contó Corbin antes de que me besara la primera vez.
¡Ya está!¡Todo encaja! Eskilovan quería apoderarse del pasillo principal del colegio para mantener a mis hermanos controlados cuando tocará luchar contra ellos. Y el pasillo 113 serviría para vigilarme a mí.
Tengo que impedir esto como sea, y tengo un plan.

Capítulo 11: La zona secreta

A pesar de tener un plan, quería asegurarme de que lo que creía era cierto. Fui al castillo y allí fui a una de las salas de entrenamiento, no iba a entrenar pero ese sitio servía para pensar aparte de para entrenar. Para mi sorpresa no estaba sola, aunque pensaba que sí, al otro extremo de la sala estaba Rafael, el chico que conocí en la enfermería del colegio me peleé con Matt. Le miré extrañada mientras me iba acercando a él.¿Qué estaría haciendo ahí?
-¿Rafael? - pregunté - ¿Eres tú?
-Sí. Soy yo.
-¿Qué haces aquí?
-Eskilovan me hizo prisionero después de que nos conociéramos en la enfermería - respondió-.
-Leí en el periódico que habías desaparecido, pero no decía quién te había secuestrado.¿Te dijo por qué te secuestro? - le pregunté, no creo que se lo dijera, es raro que Eskilovan le diga la verdad a un prisionero, pero también lo era que él estuviera aquí.
-Sí. Por eso estoy aquí. Sé que has descubierto que el Pasillo 113 esta maldito. - Asentí, y después el siguió hablando - Yo lo sabía desde antes de que nos conociéramos en la enfermería. Mi padre trabajaba para él y se enteró. Cuando Eskilovan lo supo, mató a mi padre y como él me lo contó a mi, me hizo prisionero.
-¿Entonces ya sabías todo?
Rafael asintió.
-Mira, yo lo acabo de averiguar, pero estaba buscando más pruebas, y aunque ya las tengo, necesito que me ayudes a saber más.¿Sabes algo más?
-Te puedo ayudar a buscar más pruebas. Empezaremos por enseñarte el lugar donde Eskilovan maldijo el pasillo del colegio y el Pasillo 113 del castillo a la vez.
Salimos del gimnasio, prendimos una antorcha y nos dirigimos hacía una parte que no había visto nunca: subimos escaleras, cruzamos pasillo y pasamos por habitaciones hasta llegar a una más grande que el resto. Era una especie de despacho privado que sólo debían conocer Eskilovan y algunos criado. Tenía una chimenea, varios sillones, dos sofás, un escritorio, un sillón detrás del escritorio y muchas hojas encima de la mesa. El fuego de la chimenea estaba encendido, lo cual significaba que alguien había estado allí hace poco.
Me acerqué al escritorio y encendí la lámpara: no sólo había hojas escritas por las dos caras, sino también un libro. Lo cogí y leí el título: encantamientos, maldiciones y brujería oscura. Miré a Rafael. Entendía que Eskilovan tuviera un libro de encantamientos y maldiciones, pero, ¿también de brujería oscura?
-Eskilovan no es sólo un ser oscuro, es también un brujo. Comenzó siendo un mago de la luz, pero acabó atrapado en la oscuridad y no sólo se convirtió en el ser oscuro que ahora es, sino que también pasó de ser mago de la luz a ser brujo de la oscuridad. Controla los hechizos como nadie. Por eso la Guardia Real Mágica le tiene tanto miedo - me contó Rafael-.
-¿La Guardia Real Mágica?¿Qué es eso?
-¿No sabes lo qué es? - Negué con la cabeza - La Guardia Real Mágica, es la guardia que se encarga de gobernar y proteger todo que tenga que ver con el mundo mágico.
Seguí inspeccionando la mesa leyendo avances que el propio Eskilovan había escrito, hechizos que ni siquiera conocía y varios puntos de vista más. De pronto me detuve en una hoja. En esta hablaba sobre mí y mi familia. Pero era mucho más antigua que las demás, era del año y del día de mi nacimiento, 12 de enero de 1997. Parece que él sabía que yo era la prueba de la leyenda.
12 de enero, 1997
Hoy ha nacido la prueba de la famosa leyenda sobre los 20 hijos. La familia más famosa de superhéroes de todo el mundo mágico, la familia Steve, ha tenido su vigésima hija: Demetria Steve. Ese pequeño ser, es el más poderoso del mundo mágico. Después de que, por fin, consiguiera derrotar a la familia Steve y de que me hubiera convertido en el ser oscuro más poderoso capaz de gobernar el mundo mágico, aparece alguien más poderoso que yo para, seguramente dentro de unos años, me quité el trono.
Sí es cierto que, todavía no sé cómo y cuándo lo descubrirán, pero tendré que estar alerta. Cuando lo descubran y la noticia salga en la portada de todos los periódicos, yo atacaré volviendo a Demetria Steve contra su familia y haciendo que la destruya. Así, podré seguir gobernando durante toda la eternidad.
Terminé de leerla y se la entregué a Rafael para que la viera. Él la leyó y contrajo los labios. Ese punto no lo sabía: no sabía que Eskilovan averiguó desde el primer momento quien era su sustituto.
Después miramos las estanterías y encontramos un especie de diario escrito por Eskilovan, pero este no tenía nada interesante. Nos fuimos poco después, ya que no encontramos nada más aparte de la carta.

Capítulo 12:La lucha contra Eskilovan

Después del gran descubrimiento, me dormí. A la mañana siguiente, antes de ir a entrenar fui al despacho de Eskilovan. Quería empezar el plan lo antes posible. Al llegar, respiré hondo y llamé a la puerta. Eskilovan dijo que la puerta estaba abierta y yo entré.
-Eskilovan, siento la intervención, es que quería comunicarte … - Eskilovan me interrumpió.
-No pasa nada, siempre eres bienvenida en este despacho.¿Qué querías decirme?
-Es que cuando paseaba por las afueras del castillo, alguien me dijo que quería combatir contigo.
-¿Contra mí? - me dijo extrañado.
-Sí …
-¿Sabes si era chico o chica?
-No lo sé, iba con una capucha y no pude divisarlo.
-¿Te dijo cuándo quería combatir?
-Me dijo que vendría esta tarde - le informé.
-Pues si quiere un combate, eso tendrá - me dijo mientras soltaba una sonrisa maliciosa - pero dile, que si quiere luchar contra mí, tendrá que aceptar un trato, ya sabes que no es fácil conseguir un poco de tiempo de mi valiosa vida …
-Se lo diré … Eso es todo - le sonreí y salí del despacho.
De momento, Eskilovan se había tragado que “alguien” quería luchar contra él. Y es que ese alguien no era otra persona que yo misma. Ese era mi plan: luchar contra Eskilovan, ganarle y sacar de los calabozos a Corbin, Edgar y Tom.
El resto del día lo pase entrenando. Quería estar en forma para el combate. Antes de darme cuenta ya era la hora del combate. Fui un momento a mi habitación para buscar alguna sudadera con capucha.
No me costo mucho encontrarla, pues las usaba normalmente. En ese momento me di cuenta de que no podía ir al gimnasio(era de donde se iba a desarrollar el combate) con una capucha tan ancha, porque Eskilovan sospecharía, así que no me quedaba otra que bajar por la ventana después de haberme hecho invisible.
Y eso hice. Al rato ya estaba llamando a la puerta del castillo para que me abrieran. Y claro está que llevaba la sudadera con la capucha, así que no se me vía al rostro. Me abrieron la puerta los seres extraños que usa Eskilovan para llevar a cabo la mayoría de sus actos malignos, a los que creo que llama Eskius. Después me condujeron hasta el gimnasio, cuando llegué me sorprendí un poco, pues nunca lo había tan lleno.
Al final del gimnasio se encontraba Eskilovan, tenía cara de preocupación, supongo que será porque no encontrará a Negrix, y yo lo derrumbaré. Cuando estuve en la mitad del campo, Eskilovan mandó callar al público, se levantó del trono y se acercó a mí:
-¿Quién eres?
-Un ser mágico que quiere luchar contra ti - todo el público se rió.
-Bien, ¿cuál es tu nombre?
-No tengo.
-Pues en ese caso te llamaré ser, ¿conoces a Negrix?
-Sí.
-¿No serás un familiar suyo, verdad?
-No, Eskilovan.
-¡¿Cómo osas a dirigirte a mi por mi nombre de pila, sin apenas conocerme?! - gritó Eskilovan furioso.
-Porque ya te conozco, Eskilovan.
-¡Eskius llevadlo a las mazmorras de inmediato!¡No tengo nada más que hablar!
-No puedes, por órdenes legitimas de su amo no pueden encerrar a Negrix en una mazmorra, se la necesita para el plan:”CONQUISTAR EL MUNDO MÁGICO” - dije mientras me quitaba la capucha.
En ese momento todo la gente que se encontraba en el gimnasios quedó perpleja.
-¡¿Negrix?!¡¿Cómo has podido hacerme esto?! Después de todo los combates que hemos ganado juntos, somos un equipo … - dijo Eskilovan desesperado.
-¿Un equipo?¡¿Después de hechizar un pasillo del colegio y un pasillo del castillo, el Pasillo 113?! He descubierto muchas cosas, entre ellas el maldito secreto del Pasillo 113, también sé que lo único que querías era mantenerme alejada de ella, para así no destruirte y que tú no pudiera dejar tu conquista - dije.
-¡Pues si quieres lucha eso tendrás! Pero antes hagamos un trato, si ganas, libraré a tus amiguitos - en ese momento Eskilovan les hizo una señal a los Eskius y estos trajeron a mis hermanos y Corbin.
-¿Y si pierdo, qué?
-Te encerraré en las mazmorras para siempre, con toda tu familia.
-Acepto.
-¡Demi no lo hagas! - gritó Corbin.
El combate empezó, sin hacer ningún caso a lo que dijo Corbin. Fue Eskilovan el que empezó a atacar, después seguí. Iba ganando yo, pero de repente, me mareé, Eskilovan se dio cuenta y aprovecho ese momento para atacarme, me lanzó una bola de fuego. Yo me caí al suelo, intente levantarme, pero había perdido el conocimiento.
Había perdido.

Capítulo 13: Entre la soledad y la oscuridad

A la mañana siguiente, desperté en una mazmorra. Pero era una mazmorra diferente, era más grande que las demás.
Estuve un buen rato investigando en la mazmorra y llegué a la conclusión de que esteba llena de lujos. “Hasta estando prisionera me dan todo tipo de lujos”, pensé. AL rato oí que alguien llamaba y me acerqué a las rejas. Al principio no tenía ni idea de quién demonios me llamaba, pero al final, lo descubrí: era mi familia, que estaba que una de las mazmorras de en frente. Eskilovan los había encerrado después de vencerme.
-¿Qué hacéis aquí?¿Para qué os quiere Eskilovan? - les pregunté.
-Quiere retenernos aquí hasta que conquiste todo el mundo mágico, para así estar seguro de que nadie se lo impide, pero de todos modos deberías saberlo, porque el trato decía que si perdías también nos encarcelaban a nosotros - dijo mi padre.
-Pues yo pensaba … que después de haber derrotado a Negrix, o a Demi como la querías llamar, ya tenía todo - dijo London.
-El caso es que Eskilovan quiere destruirte, y para eso hará que vuelvas a caer en su trampa, - siguió mi padre - pero no podemos dejar que vuelva a suceder.
Mike saltó, le había dado uno de sus arrebatos:
-¡Qué más da!¡El lado oscuro es mucho más poderoso!¡Seguro que preferirá irse con Eskilovan!¡Ya lo ha hecho! Y lo volverá a hacer …
-No lo voy a volver a hacer, yo sólo quiero detenerle.
-¿Sólo?¿Te parece poco?¿Y cómo lo piensas hacer?
-Tengo un plan - dije mientras sonreía.
Miré a la cama de piedra que tenía la mazmorra, allí estaba el disfraz que me había comprado. Me lo puse, me hice invisible e intenté traspasar las rejas de la mazmorra, pero me fue imposible: había una especia de mecanismo que impedía que cualquier cosa traspasara las rejas o las paredes de la mazmorra.
Estuve un rato investigando haber si había algún tipo de llave o algo parecido que me dejará pasar. Al final no encontré nada, pero me di cuenta de que con un solo puñetazo podía tirar las rejas abajo.
Y eso hice, las tire abajo, pero antes de hacerlo me hice invisible para que así pareciera un accidente. Antes de salir, Mike me dijo:
-No deberías irte, Eskilovan volverá a engañarte y volverás a caer en su trampa de la oscuridad.
-No voy a caer de nuevo, porque soy una superheroina de la soledad, y nosotras sólo caemos una vez en la trampa, como mucho - le dije, aún invisible, después me fui.
Subí al despacho de Eskilovan, pero antes de llegar, me detuve en el gimnasio y mire por la ventana que había en la puerta: había un grupo de gente reunida. Entré sin hacer ruido. Eskilovan estaba dando una especie de conferencia a los que parecían ser gobernadores de otros países mágicos. Mientras hablaba enseñaba sus “grandes dotes para la lucha”, como él los llamaba. Hacía acrobacias y todo tipo de cosas sólo para llamar la atención. En ese momento pensé que ya era hora de dejarle en ridículo, y que ese era el momento perfecto para hacerlo.
Me acerqué a donde estaba Eskilovan y le empujé, y como estaba haciendo una de sus acrobacias y le había dado fuerte, aparte de que estaba bastante concentrado, se cayó al suelo. Los gobernadores comenzaron a reírse y él se puso rojo como un tomate. Cuando volvió a hacer una técnica de combate, yo me volví a acercar y le tiré de nuevo al suelo, provocando que los gobernadores se volvieran a reír . Esa fue la última ves que le tiré al suelo. Después de volver a incorporarse, Eskilovan preguntó furioso quién le había tirado al suelo. Claro esta que ninguno de los gobernadores respondió. Eskilovan lo volvió a preguntar y en ese momento aparecí:
-He sido yo, perdona si te ha molestado - le dije a Eskilovan.
-¿Quién eres tú? - me preguntó, por suerte no me había reconocido con el disfraz.
-Soy … Seventeen - dije en cuanto me vino el nombre a la cabeza.
-¿Cómo has entrado en mi castillo?
-Muy fácil, sólo ha habido que distraer a los Eskius - le contesté mirando de refilón a los Eskius.
Antes de continuar interrogándome, Eskilovan lanzó una mirada asesina a los Eskius.
-¿Y qué quieres, Seventeen? - me preguntó.
-Quiero que sueltes a la familia Steve.
-¿Y si no, qué?
-Si no tendrás que vértelas conmigo.
-¿Y tú crees que vas a ganar contra mí?
-Sí.
-Eres valiente, porque no pienso soltar a la familia Steve.
-Entonces tendremos que luchar.
-Efectivamente, y mira que generoso soy que te voy a dejar elegir el escenario.
-Quiero luchar en el Pasillo 113.
-Eh … En el … Pasillo 113 … ¿Estás segura? - me preguntó preocupado.
-Sí, ahí.
-Pues ahí nos veremos mañana.

Capítulo 14: “No sin tu patito de goma”

A la mañana siguiente, desperté en el mundo humano. Me duché, me vestí y bajé al piso de abajo. Tendría que contarle a mis padres y a mi hermana una trola si me moría(que no creo que vaya a ser así, pero todo puede ser) en el combate. Así que cuando llegué a la cocina y me preparé el desayuno, me dispuse a empezar a contarles algo:
-Papá, mamá, Emily, tengo que hablar con vosotros.
-¿Qué pasa, Demi? - preguntó mi madre
-Eso, bicho raro, ¿qué quieres? - dijo Emily asesinándome con la mirada.
-Resulta que me voy a ir a Alemania para estudiar alemán, pero todavía no es seguro.
-¿Por cuánto tiempo? - preguntó mi madre, mientras bajaba un poco el volumen de la televisión, era la hora de una de sus telenovelas.
-Dos meses, aproximadamente. - respondí.
-¿Sabes, enana? Me gusta tu idea, pero me gustaría más si te fueras toda la vida. - dijo la gótica sonriente.
-Me parece que con dos meses, si es que me voy, podrás descansar de tu hermana lo suficiente - le respondió mi madre a la gótica.
Miré a mi padre, tenía cara de preocupado.
-Bueno… Pero, ¿te irás con tu patito de goma? - me preguntó.
Le miré con cara de asco.
-Papá… Creo que no es necesario…
-Ni hablar, no irás a ningún lado sin tu patito de goma, él te protegerá. Ahora ordena tu cuarto si quieres irte.
Subí, fingiendo que estaba resignada por llevar mi patito de goma al mundo mágico cuando
estuviera de vuelta en pocas horas, aunque ni loca lo haría, a mi cuarto y lo ordené para pasar el rato. Después de varias horas sin hacer nada, todavía no había vuelto al mundo mágico, recordé el momento me dijo que no iría a ningún sitio sin mi patito de goma. “No sin tu patito de goma”, qué patético. En fin, cada cual es como es, aunque a veces me parezca insoportable.
Tres horas después, a las cinco y media de la tarde, volvía al mundo mágico. Estaba entrenando cuando aparecí otra vez en el mundo mágico. Cuando estaba algo mareada. Normalmente solía estar dormida cuando iba de una mundo a otro.
Me levanté del suelo y miré a mi alrededor. El gimnasio, que sitio tan… Tan… No hay palabras para describirlo, y menos para compararlo con el del colegio. Cuando maté a Eskilovan, su dueño, me va a dar pena.

Capítulo 15: Y Seventeen … gana.

Por suerte, Eskilovan no me había reconocido. Pero estaba, o por lo menos lo parecía, nervioso cuando le dije que quería luchar en el Pasillo 113.¿Por qué sería? No lo sé, pero tengo menos de 24 horas para averiguarlo. Estaba entrenando cuando aparecí otra vez en el mundo mágico.
Salí del gimnasio y me dirigí al lugar donde se desarrollaría el combate, es decir, el famoso pasillo. Me llevo un rato llegar hasta allí, pues el gimnasio estaba un poco lejos. Cuando llegué, me quedé asombrada: en él estaban Eskilovan, un señor con turbante y ,detrás del turbante con patas, un ser oscuro gigantesco y horroroso(aunque yo tengo el placer de llamarlo bicho). La conversación duró unos cinco minutos más o menos, por lo que había escuchado hablaban de sustituir al bicho si Eskilovan perdí el combate, después sacaron una hoja y la firmaron, el turbante con patas se la quedó. Después, Eskilovan se fue por la otra salida del pasillo. Cuando Eskilovan ya no estaba, el bicho se convirtió en una joven rubia parecida a la tal Hannah, la ex-novia de Corbin … Espera un momento … ¡Es ella!
Entonces ya entiendo porque Corbin la dejó. Corbin debió de descubrir su otra identidad y que tenía que ver con el lado oscuro.
No sé para que había contratado a la chica - bicho Eskilovan ,pero seguro que para nada bueno. Después de descubrir que Hannah era un bicho horroroso, volví a la mazmorra. No quería que los Eskius que estaban a cargo de las mazmorras pensarán que me había escapado(cosa que era cierta). Intenté arreglar las rejas, y aunque me llevo un buen rato, al final lo conseguí.
Mi familia no volvió a hablarme en todo el día, aunque de en cuando me miraban. El resto del día se me hizo largo y aburrido.
Me tumbé en la cama, y al rato me quedé dormida del aburrimiento. Cuando me desperté a la mañana siguiente, me fui al Pasillo 113 .Llevaba puesto el disfraz. Cuando llegué, vi como el turbante con patas había dejado al chica - bicho a un extremo y como había gente limpiando el pasillo.
Me senté en una silla, me hice invisible, y me quedé allí todo el día observando como los limpiadores organizaban todo para el gran evento. A medida que se iba acercando el combate, más gente venía, parecía Eskilovan no quería que nadie se perdiera el combate.
Cuando al final llegó el momento, me fui a la primera puerta, la del lado izquierdo del pasillo.
Primero, entró Eskilovan por el lado derecho del pasillo, detrás de él venía mi familia amarrada. Luego entré yo, y Eskilovan y yo nos pusimos frente a frente.
-Familia Steve esta o este es quien quiere salvaros, se llama Seventeen, ¿queréis comentar algo antes de qué empiece el combate? - informó Eskilovan a mi familia.
-Yo le he visto ya antes, en el instituto - dijo Alex extrañado.
-Que comience el combate - dijo Eskilovan sin prestar atención al comentario de Alex.
Eskilovan comenzó a lanzarme bolas de fuego, pero yo las paraba con hielo. Después yo corrí a donde estaba él y le lancé por los aires. Eskilovan cayó sobre una mesa de cristal, pero no se hizo ningún rasguño. Sin que él se diera cuenta, me puse detrás suyo, le puse la mano en el hombro y le empecé a electrocutar. Paré a los 50 segundos. Me fui a otra esquina del pasillo lejos del enemigo. Esta vez si que había debilitado bastante a Eskilovan.
Ahora era mi oportunidad, así que desde donde estaba empecé a helar a Eskilovan. Él se retorcía del dolor. Después de congelarle le impulse contra la pared y Eskilovan cayó al suelo inconsciente.
En ese momento, les dije a los Eskius que se lo llevarán a las mazmorras, y me obedecieron. La multitud se quedó callada un momento, después empezó a gritar y a aplaudir. Yo me acerqué a mi familia, y les rompí las esposas.
Después, Alex me preguntó si podía quitarme la máscara y eso hice.
-¿Demi? - preguntó toda mi familia incrédula.
-No soy Demi, soy Negrix, Negrix Seventeen - les corregí.

Capítulo 16: La despedida

Me desperté con una camisón de hospital, en una cama y en un hospital del mundo mágico, Corbin y Marta estaban conmigo, cada uno a cada lado de la cama. ¿Por qué estaba allí? Quería hablar, pero no podía. Hasta que de repente me salió la voz.
-¿Por qué estoy aquí?
-Después de decirnos tu nueva identidad, te desmayaste y te trajimos al hospital, estabas muy débil. - Respondió Marta.
-Tendrías que ver la de gente que hay abajo en el hall, han venido de todas partes sólo para verte a ti, ¡incluso esta la prensa, la tele y la radio! Es alucinante - dijo Corbin sorprendido.
Al parecer se había corrido ya la voz de que había salvado al mundo mágico.¡Qué rápido!¿Eskilovan seguirá vivo o se habrá muerto? Mi intuición me dice que sí y lo más probable es eso. Pero había un problema: el mundo humano.¿Se habrá producido algún cambio allí?
-Hay tanta gente que quiere verte, que hemos tenido que contratar a un representante. - Me contó Marta.
-Ya te lo presentaremos. - Me dijo Corbin guiñándome un ojo, pero al instante cambió ese gesto por una cara de preocupación - ¿Qué te pasa?
Me miré los brazos, me brillaban, me estaba empezando a ir al mundo humano. En poco tiempo les conté que vivía atrapada en dos mundos, que tenía otra familia y que tenía que cuidar de ella, aunque no me gustará y que tenía que irme para no volver nunca, salvo en un caso de vida y muerte.
Corbin se puso a llorar y Marta se puso histérica. Corbin no paraba de decir “no“. Marta me preguntaba una y otra vez por qué me tenía que ir. Ya empezaba a irme de verdad y me despedí de ellos.
-Marta, siempre me acordaré de ti, te lo juro, cuéntaselo a la familia y diles que les quiero. - Me giré hacia donde estaba el chico - Corbin, siento haber tomado esta decisión, pero… Tengo que hacerlo. No llores, ¿vale? - le di un beso y desaparecí de ahí.
Instantes más tarde, estaba en el césped de mi casa humana desparramada. Me levanté como pude con un dolor de cabeza impresionante, con heridas en la cara y en los brazos y un tobillo hinchado que avisté cuando conseguí levantarme. Cojeando me acerqué a la puerta de entrada y me introduje en la casa, en la que la única presencia que parecía haber era la de mi hermana que se encontraba en su cuarto con la música a todo volumen.
Me dirigí al salón y me senté en un sillón. Aun no me terminaba de creer que hubiera sido capaz de derrotar a Eskilovan, aunque algo me decía que no lo había matado, si no que simplemente lo había herido gravemente. Tampoco quería dejar el mundo mágico, pero algo me decía que era mejor mantenerse alejado de este durante un tiempo y aparecer cuando fuera necesario. Sabía que la decisión que había tomado no les iba a gustar a mis hermanos y padres mágicos, pero ya la había tomado y no había vuelta atrás.
Mientras seguía pensado en el mundo mágico y la decisión que había tomado, aparecieron por la puerta mis padres humanos cargando con unas cinco bolsas cada uno. Genial, ahora me tocaría ayudarles a sacar lo que tuvieran en las bolsas. Si es que me tendría que haber ido a mi cuarto…
-¡Demi!¡Menos mal que te encontramos! -comenzó a decir mi madre- Ven a ayudarnos con las… ¿Qué te ha pasado?
-Nada, estaba volviendo cuando me doblé el tobillo y caí al suelo -dije mientras mi madre se acercaba y examinada las heridas-.
-Será mejor que te las cure… Quédate aquí.
No sé que era mejor, si ayudarles a llevar las bolsas a la cocina o aguantar a mi madre mientras me cuenta que demonios le ha pasado hoy y me cura las heridas. Decidí que era mejor lo primero. Pero ya no había vuelta atrás.
Me acomodé en el sofá de al lado para que mi madre me pudiera curar mejor y así terminar antes, y proseguí con mis pensamientos mientras asentía a todo lo que me preguntaba mi madre.
No, decididamente no quería dejar el mundo mágico durante un tiempo, pues era el único remedio para olvidarme un poco del otro mundo de locos en el que también vivía, pero tampoco podía dejar que mi familia muriera porque Eskilovan mandará a alguno de sus secuaces a matarme a mi. Si sabía algo de Eskilovan era que esperaría hasta que estuviera a su alcance. Con lo cual, eso iba a hacer: esperar un tiempo y luego acercarme a Eskilovan para poder matarle; porque yo sigo pensando, que mi enemigo no esta muerto, si no esperando poder recuperarse para contraatacar.

¿Fin?